Siento, cual larga es la noche,
las brazas encendidas en tu pecho,
con las curvas de tus nalgas sobre mi vientre...
Siento el deseo
cual durmiente despierto,
lo veo silente, vivo,
más vivo en cada hora de mi larga noche...
Y no hay más que la tranquilidad
tras las luces apagadas del vecindario,
de cada ruido callado,
apostado sobre el techo...
Y no hay más que tu respiración serena,
y tu cadera entre mis manos,
no hay más que cada segundo de mi larga noche...
Despierta de espejismos,
revolcada en realidades,
dejada en sueños tras la bocanada del aire de la mañana...
Siempre viva,
encajada deseosa entre tus piernas,
cuan larga noche,
de aspiraciones y suspiros,
de letargos convertidos en besos,
cuan larga noche es mi noche,
prendido a los botones de tus senos...
Cuan larga y qué pequeña
para el laberinto de la existencia,
cuan larga y extensa la pienso,
mientras me vivo soñando y despierto
ahogado en nuestros humores,
cuan pequeña si la comparo con los días,
con las horas,
en que te pienso y mi hambre te extraña...
Cuan larga es la noche, mi noche,
si intruso me sorprende la mañana sobre tu cama...
Cuan la larga es en mi mente para el laberinto de la existencia,
cuan pequeña para amarte en cada madrugada.
las brazas encendidas en tu pecho,
con las curvas de tus nalgas sobre mi vientre...
Siento el deseo
cual durmiente despierto,
lo veo silente, vivo,
más vivo en cada hora de mi larga noche...
Y no hay más que la tranquilidad
tras las luces apagadas del vecindario,
de cada ruido callado,
apostado sobre el techo...
Y no hay más que tu respiración serena,
y tu cadera entre mis manos,
no hay más que cada segundo de mi larga noche...
Despierta de espejismos,
revolcada en realidades,
dejada en sueños tras la bocanada del aire de la mañana...
Siempre viva,
encajada deseosa entre tus piernas,
cuan larga noche,
de aspiraciones y suspiros,
de letargos convertidos en besos,
cuan larga noche es mi noche,
prendido a los botones de tus senos...
Cuan larga y qué pequeña
para el laberinto de la existencia,
cuan larga y extensa la pienso,
mientras me vivo soñando y despierto
ahogado en nuestros humores,
cuan pequeña si la comparo con los días,
con las horas,
en que te pienso y mi hambre te extraña...
Cuan larga es la noche, mi noche,
si intruso me sorprende la mañana sobre tu cama...
Cuan la larga es en mi mente para el laberinto de la existencia,
cuan pequeña para amarte en cada madrugada.