
Hace tanto tiempo que he soñado con comerme la vida a cucharadas, a mordidas, en tacos o con cubiertos, pero siempre se escapa furtiva entre el vapor de las ollas sobre la hornaza, o se encoje entre las migas quemadas y los residuos de la hierbas de olor y el oleado olivo.
Hace tanto tiempo ya, que sólo la siento a través de los millones de olores que imagino, en las texturas y colores de las frutas en pleno invierno,en los sabores que recoge mi lengua mientras recorre vuelta atrás mis pasos, y se impregna de los momentos, que encadenados conforman la ristra de mis 13,870 días vividos...
Hace tanto tiempo ya que no le sé, que apenas parece fue ayer cuando la dejé escapar de su jaula de oro, fue un estúpido arranque libertario, ella quería extender las alas y sentir el golpe del aire de la noche sobre su faz: Era la vida que quería ir en pos de su propia vida. Y yo, existencial, a pesar de haberla criado para que engordará y pudiera comérmela el día de mi santo o de mi diablo, la dejé volar por sobre el infinito, siguiendo los brillos de la luna y las centellas rabiosas del angelus... Y es que yo sólo quería servírmela en un lindo plato de porcelana, con cubiertos de plata destrozarle las líneas dela carne hasta verle exudar sus jugos, chuparle la médula, y acompañarla con un buen vino afrutado de tintes briosos pero lleno de melancolía... Yo la dejé escapar...
Hace ya tantos años, que oculto mis canas tras los huesos de mamey que dejó mi abuelo sobre el buró, me disfrazo de gente respetable para que no sienta mis ansias de sangre y se acerque para que la pueda tomar, la engaño con los últimos olores de la perfumería para tenerla cerquita, para endulzarle el oído, recorrerle la piel. Quiero que me vea un poco más joven y tentador -hasta responsable-, para que se deje sobar los senos bajo la blusa, para tirarle de un jalón su bragas, mientras con los labios humedecidos, jadea, jadea y suda en su entrepierna... sólo para meterla despacio en mi cama, y lenguatearle el cuello y los pezones... lavarle el pubis a besos centrando su cadera entre mis brazos... ¡Hace tanto tiempo que me quiero coger a la vida!
Yo creo por eso me inventé la luna y su hermosa blancura, su conejo fértil, y el mar de su tranquilidad - que en cada orgasmo navego sobre la balsa de los recuerdos, de los No me olvides-. Por eso la inventé para provocar sus celos y las ganas de rabiar que siempre tiene, sí, ella -la vida-.
Si supiera cuánto le extraño -pero jamás se lo diré-, ni le buscaré hasta que no se siente a la orilla de la cama y reconozca la falta que le hace toda esta historia, que siembra el futuro por las noches con las palabras que le voy dejando en el camino, que a través de los celos ha aprendido el lenguaje del amor, no le diré nada hasta que sensual no me diga: ¡Cómeme!... Hace tantos años ya que dejé ir a la vida que parece fue el día de antes de ayer cuando juntos brincabamos la cerca del vecino para jugar a patear un balón, y soñar con viajar entre las constelaciones de alpha centaury para formar nuestro hogar en la esfera perfecta, en la esfera plateada.
Yo creo por eso me la quise comer, por celos porque quería fuera mía para siempre y dejará de ver el futuro con deseos y con ganas...
Hace ya tanto tiempo... que no sé ya si me la comería o de tanto desearla me la he terminado comiendo y la he dejado en puros huesos...