A lo mejor esa es la esencia de la noche, tu noche, tú noche -es pronombrable transformarte cada que quiero que para eso te he inventado-, ese es el numen colorido: la metamorfosis del ser en noche y de noche los seres transformados en gruesas crisálidas chupa sangre, en mariposas sexuales de encajes multicolores, en dioses taciturnos -arrodillados sobre sus propios ritos-, en luciérnagas apagadas de tanto vacío, en farolas enfermas de tanta soledad. Te pregunto, ¿esa es la noche? ¿Eres tú, noche?
Por eso siempre empieza despacio el rictus de la sombra, para retocarse y enredarse los sujetadores, para aplanarse las transparencias y lamerse las botas en la última plegaria del día: ¡Qué venga la noche! ¡Qué venga ardida de tanta luz! ¡Qué venga y que se vengue! ¡Qué no deje piedra sobre piedra! Que se muerda los labios y se trague sus palabras... sigues siendo una enamorada -de la misma luna de siempre, de las colgantes estrellas, de sus pilares galaxias, de sus bóvedas celestes, de faisanes cometas de plumas ornamento... ¿Eres tú, noche la misma puta enamorada? Por eso te transformas, te crees doncella de virginal sonrisa, de letras sacrilegio y correrías escondidas bajo el angelus de tu civilizada historia -da lo mismo correr para esconderse que tocar la puerta, la acción es la misma-. ¿De quién puedes esconderte si eres la misma noche de siempre? Flagelada, amada, idolatrada, estúpidamente nocturna... ¿En que te convertirás hoy? En hada o lobo estepario, en paisaje o en susurro de plata que brinque el hastío de tu siempre estuario vacío, en dama o en la bestia que te aflige, o serás hombre casado yéndose de lenónidas y salvajes bacanales... ¡esa eres noche! La tatuada en el dolor de la vida, de esta mentira que a diario vivimos y nos amordaza... por eso te transformas noche, por eso cambias el vestuario y el escenario, por eso el uso del lenguaje y de la lengua, por eso te chupas las heridas para aparecer rejuvenecida al crepúsculo, de 20 centurias menos, de miles de besos abandonados a tus garras y a tu suerte... que sería de nosotros sin ti: noche, noche flaca, noche plata, crisálida abandonada, zurrón de los malditos y los poetas, esencia de los calientes y de las bellas, de las seductoras de caricias centella, de las que dejan colgar su cabello por la ventana, de las inteligentes y de las savias guardadas bajo piel, noche olorosa, perfumada en tu propio veneno, aguijón de muerte -de esta bella muerte-, que significa amanecer una vez más para esperar tu transformación, noche... mi noche, -mía que para eso te he inventado y te he llenado las manos de mis amores, aunque sean de lejanos inviernos-.