
Sólo, como siempre más solo, acompañado de una soledad extravagante, de tulipanes amarillos y de medias negras en mi mente, de guantes hasta el codo y del adiós de un día y bienvenida la noche. Sigo enfermo de vacío, de nada, de paciencia y de espera, que ojalá y fuese una venia más, pero es la buenaventura de mi vida. Ayer, precisamente ayer que no dormí, salió mi alma a caminar y se encontró confiada ante la vida, sola ante la vida; y se supo de memoria el sendero que lleva directo a los misterios de la mente: la soledad es la mejor vianda para hacerse acompañar. Y lo entendí, si estoy solo no es porque quiero, es por destino... ¡Dichoso destino! ¡Bendita enfermedad! ¿Existe alguien que no quiera estar solo? Esa es la paradoja, mi soledad no es la mía sigue siendo la de todos, la de aquel abandonado, la del poeta muerto, la del silencioso, la del mudo amor, la de diario... esa es la soledad que sudo siempre lleno de vacío, harto de todo, consciente del abismo que se abre a cada paso... ¿Hay ángeles que cruzan el abismo? ¡Ésa que va a su lado es mi soledad! La de noche ataviada de galantes soledades; la que se presenta asimisma como muerta y siempre está viva, de dulces bembos carnosos, llena de ansiedades y de deseos, ocupada consigo, conmigo... Es mi consigna: llevarla por siempre, lado a lado, juntos de la mano caminando, ella viviendo y yo de ella enamorado... ¡Puta vida! ¡Pinche vida! Siempre llena de soledades y martirios acompañados, de caricias azúcar y de grandes males, de orgasmos fresa y besos de chabacano... Esa es la sentencia que no hay soledad si no se está acompañado... ¡Maldito corazón! Si late y se quiebra, si vive y se aterra, si se congela ante su propia provocación en busca de compañía, en busca de ella, que se disfraza de mujer, de esposa, de amante, de puta, de todas y sigue siendo una, y es mía, siempre llena de soledades y pretextos, de ternuras, de tersas carnes y huesos... Esa es la verdad, que es mia, es mi vida, es mi consigna; es la dulce pena de una noche cualquiera de este cualquiera... Y no importa si estoy solo, siempre solo harto de mi mismo... [Me lo dijo mi alma regresar mientras yo no dormía]. Y entendí que más que todo, la soledad es mi eterna compañía...