¡Quién hay que responda la pregunta! ¿Se acabará la noche y vendrá mañana? ¿O sólo mañana vendrá la noche? Pegaré mi oreja al suelo para oír sus pasos por la duela de este mundo mío hecho de maderos apolillados y viejos. Mis manos llevan las antigüedades del amor, se entrelazan de las fragancias impregnadas, de las esencias insolutas en el aire. Mis manos huelen a deseo, a vigas de museo: el amor en que yo creo es una vieja reliquia guardada en la memoria de la vida. ¿Será que sobrevivirá mañana? Mis manos siempre han sido la trampa, la caricia que moldea con tiento las figuras de tus más profundos sueños, amorosas, día con día, van tallando sortilegios palabra de futuros encuentros: ¿Acaso no es tu vida un sueño? ¿O sigue siendo el mundo paralelo de tu más profundo anhelo? Mis manos hacen felicidad, sólo hay que leer la etiqueta de antes de usar: "Tómese con cuidado, léase despacio, el producto de estas manos sólo pertenece a las manos". ¿Será que en la noche -mi noche- todo está permitido? ¿O será que sigo siendo ajeno a todo lo vivido? Mis manos me repuntan al abismo: ¿Seré pareja o sólo el amante buena onda que convive en el diario devenir contigo? ¿Entonces tener mis manos tendría sentido? ¿Es personal o sólo el camino del día perdido? ¿Mis manos tienen sentido? Yo creo que sí, si es que hacen de tu día una sonrisa, un artículo o la evocación del último encuentro de nuestros cuerpos azotados por la lujuría y la humedad del deseo... Yo creo que sí, sólo si te toco mañana, y te cuento las estrellas de tu pecho, y te hincho los labios, si te como y me sabes a sexo... Sí, sólo si tengo una vida contigo... Entonces agradeceré a mis manos el privilegio de haberte escrito. Alguien puede responder la pregunta: ¿Se ama siempre o sólo una vez en la vida? Dicen que el amor es como el humo del cigarro: "Siempre se escapa de las manos." Si esto es verdad, odio mis dedos y sus falanges, si esto es verdad ni dejando crecer mis uñas arañaría tu presencia en mi vida... ¡Entonces que mis manos se vayan al diablo! Si tocarte es sólo un momento de esta eternidad tan vacua, tan nada... ¿Se ama una vez en la vida? Sí, yo creo que sí; que lo demás siempre son ensayos para entregarse todo, para quedar liviano y hacer caso al instinto y a la memoria de la piel... ¿Vale la pena luchar por amor? No lo sé, mis manos escriben que sí, pero el corazón enfatiza que bastante tenemos ya con vivir, con respirar, con sangrar, con llorar para todavía luchar... Ambos coinciden en que no hay mejor batalla que aquella perdida sobre la cama... ¿Sobrevivirá mi amor esta madrugada? Yo creo que sí, si por un segundo creemos que tan sólo es amor y lo vivimos como es, Amor:
sin cortapisas,
sin escalones,
de piras encendidas,
de besos y caricias urgando los cajones,
del sentimiento sembrado en los pliegues de nuestro cuerpo...
de verdades,
de simples y llanas realidades,
de lunas, de dolores,
de días venidos a noches,
de amor es...
Mis manos cavando la tumba de mi corazón sobre tu pecho;
y los dos entregados,
perfectamente imperfectos,
inmolados,
imposibles contrariados,
vacuos,
equívocos certeros,
futuros presentes,
guardaagujas y durmientes.
Lenguas de fuego,
molusco atado en sus simientes
ceñido de caderas y de brazos,
de labios y de manos;
perenne, siempre perenne:
ángeles de carne que han cruzado el abismo llenando el nocturno cielo de deseo...