Y no hay más que el silencio en mi cabeza,
el bullicio eterno del ser humano,
destellando el ruido blanco de mis pensamientos.
NO hay más en este mundo,
que el hambre de mis letras
por tu cuerpo...
Y escribo, escribo, escribo letras:
letras caricias,
letras besos,
letras poesías...
Por más que trato siempre encuentro vacío...
Y con harta hambre de mis letras por tu cuerpo,
Pienso en el ruido blanco de mis mutilados movimientos.