Hoy no puedo saber qué es extraño para mi,
ni siquiera puedo ver su reflejo en este mundo,
y mucho menos tengo el conocimiento
para salir de mis prisiones,
o para romper las cadenas de mis profundos temores.
Parece que mi amor vive en una realidad que no me pertenece,
pero que es tan cierta que compartimos el aire que respiramos.
Y aunque es mía,
y soy de ella,
no entendemos la distancia entre los dos con la que a veces tratamos.
Imagino que el tiempo es un niño
que no sabe de la vida
ni de las necesidades del amor,
que no entiende de plazos
ni de la paz que sólo existe entre sus brazos.
Creo firmemente que nuestro amor
es la parte indomable del ser humano,
que vive entre mundos infinitamente distintos,
pero no por eso lejanos,
que a pesar de ser diferentes
no dejan de ser el mismo y siempre andan juntos de la mano.
Y es incomprensible pedirle a ese niño tiempo que sea sabio,
o entender que sólo estamos cerca cuando nos tocamos,
o cruzamos las miradas y sedientos nos besamos.
¿Qué sería de nosotros sin esa parte indomable del ser humano?
¿Qué sería de nosotros si dejamos de creer que estaremos juntos,
y caminaremos lado a lado por el sendero para nosotros destinado?
¿Qué sería de nosotros si dejamos que nuestro amor sea domesticado?
¿Podríamos romper las cadenas y hacer que el niño tiempo pase a nuestro lado?
¿Acaso no es suficientemente bella nuestra existencia y luchar por lo que ambos soñamos? Despertar juntos, ser pareja y amantes, prestarnos el hombro
y por gusto tendernos la mano... no dejar de amarnos, no dejar de amarnos;
porque juntos nos salvamos. Y unimos la distancia que hay entre nuestros mundos...
¿Acaso no queremos lo mismo a pesar de ser infinitamente distintos?
¿Acaso no es bello saber que mi mundo vacío se llena si estoy a tu lado?
¿No es insuperablemente bello saber que existes en este universo y que cada día vivo para decirte que te amo?
¿No es bello saber que somos imperfectos y así nos aceptamos, que todo puede pasar si tan sólo nos amamos? Que siempre hay más y más, y siempre es bello porque estás aquí... y eso es profundamente bello... que no hay nada bello si no nace de ti...
ni siquiera puedo ver su reflejo en este mundo,
y mucho menos tengo el conocimiento
para salir de mis prisiones,
o para romper las cadenas de mis profundos temores.
Parece que mi amor vive en una realidad que no me pertenece,
pero que es tan cierta que compartimos el aire que respiramos.
Y aunque es mía,
y soy de ella,
no entendemos la distancia entre los dos con la que a veces tratamos.
Imagino que el tiempo es un niño
que no sabe de la vida
ni de las necesidades del amor,
que no entiende de plazos
ni de la paz que sólo existe entre sus brazos.
Creo firmemente que nuestro amor
es la parte indomable del ser humano,
que vive entre mundos infinitamente distintos,
pero no por eso lejanos,
que a pesar de ser diferentes
no dejan de ser el mismo y siempre andan juntos de la mano.
Y es incomprensible pedirle a ese niño tiempo que sea sabio,
o entender que sólo estamos cerca cuando nos tocamos,
o cruzamos las miradas y sedientos nos besamos.
¿Qué sería de nosotros sin esa parte indomable del ser humano?
¿Qué sería de nosotros si dejamos de creer que estaremos juntos,
y caminaremos lado a lado por el sendero para nosotros destinado?
¿Qué sería de nosotros si dejamos que nuestro amor sea domesticado?
¿Podríamos romper las cadenas y hacer que el niño tiempo pase a nuestro lado?
¿Acaso no es suficientemente bella nuestra existencia y luchar por lo que ambos soñamos? Despertar juntos, ser pareja y amantes, prestarnos el hombro
y por gusto tendernos la mano... no dejar de amarnos, no dejar de amarnos;
porque juntos nos salvamos. Y unimos la distancia que hay entre nuestros mundos...
¿Acaso no queremos lo mismo a pesar de ser infinitamente distintos?
¿Acaso no es bello saber que mi mundo vacío se llena si estoy a tu lado?
¿No es insuperablemente bello saber que existes en este universo y que cada día vivo para decirte que te amo?
¿No es bello saber que somos imperfectos y así nos aceptamos, que todo puede pasar si tan sólo nos amamos? Que siempre hay más y más, y siempre es bello porque estás aquí... y eso es profundamente bello... que no hay nada bello si no nace de ti...
[Para ti, Laura, el amor de mi vida]