Guardé en mi mochila:
tu voz,
mis ganas,
el deseo
y la cama.
Pero al momento de emprender el viaje,
como siempre,
cobarde se me escapa el alma...
El caos es el orden en el mundo, de todo aquello que no entiendo, de lo que percibo dentro de esta realidad aparente... Parece, creo es parte del destino que me espera en alguna parte. Lo sé, por la caída de la luna que ha llenado el hueco más profundo de mi cuerpo: aquel existente dentro de mi pecho... Por: Heriberto Cruz Reséndiz
Disculpas, participación y permisos
Algunas imágenes de este blog han sido bajadas de algunos sitios de internet, o me las han pasado por ser de mi agrado. La mayoría han sido modificadas bajo el absurdo de mi visión. Por favor si reconoces alguna, házmelo saber para incluirte en los créditos de la imagen y anexa tu link para que los observadores puedan ver tu obra completa. Igual si deseas colaborar con imágenes para este blog, envíalas a maredego@gmail.com con tu nombre y dirección de blog será un gusto publicarlas.
Se puede mencionar este blog, sólo si es con fines informativos y literarios. Si deseas podemos hacer un intercambio de difusión en los links, para promover nuestro trabajo. Saludos
Some images in this blog have been downloaded from some websites, or have passed them to me because of my liking. Most have been modified under the absurdity of my vision. Please if you recognize any, let me know to include you in the credits of the image and attach your link so that observers can see your complete work. Like if you want to work with images for this blog, send them to maredego@gmail.com with your name and blog address will be our pleasure to publish them.
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martes, 5 de octubre de 2010
Sueño 1
Anoche
me acerqué a tu cuerpo desnudo,
con mis tímidas manos,
mis labios trémolos,
y mis cansados ojos hechos nudo.
De besos,
caricias y orgasmos,
no era yo,
era otro que aprovechando mi brújula se perdía en tu mundo.
me acerqué a tu cuerpo desnudo,
con mis tímidas manos,
mis labios trémolos,
y mis cansados ojos hechos nudo.
De besos,
caricias y orgasmos,
no era yo,
era otro que aprovechando mi brújula se perdía en tu mundo.
Capítulo 5.- Diario de un antropófago
— No hay justificación, lo sé. Cada una de mis acciones repercute en el espacio y en el tiempo determinado de alguien más, pregúntate qué pasaría si de pronto desaparecieras, ¿acaso no todo tu mundo se iría a la chingada?
Le digo mientras le veo con los brazos extendidos en forma de cruz, colgando casi del techo, y sus pies clavados uno sobre otro dejaban escapar los pasos abandonados al polvorín del camino de su vida, ¿cuántas marchas había dado para llegar a colocarse su corona de espinas y dejarse perforar el costado? ¿Cuántas travesías inconclusas y parajes varados de insólitas circunstancias? ¿Habrá paraísos abandonados que sus cabos no hayan enredado con sus múltiples formas y nombres?
— Oye a la noche hostigando la endeble armonía de la ciudad. Si pegas el oído tras el vidrio puedes escuchar el sigilo de los gritos, sonidos de horror y necesidad, aullidos de lujuria y perversión, ecos de la graciosa escapada que hace la vida de entre nuestros brazos para blandir sus hermosas alas: ¿Pensaste alguna vez que todo lo que soñaste terminaría de esta manera? ¿Somos en semejanza la imagen de tus más profundos anhelos? ¿Y este albedrío fue un regalo tuyo o de tu eterno amante? Aquel formado de tu costilla etérea y traído a la vida por tu misma sangre, tu hálito…
Mientras te veo, miro en ti mis instintos, aquellos los sublimes y los otros, los más bajos, los más ruines: y me pregunto en cuál parte habita la deidad que hay en mi, si de verdad proviene de ti este apego al nirvana o lo he ido devorando de cada uno de mis congéneres, ¿será acaso que al deglutirlos entra en mi sistema su parte correspondiente de este gran misterio en el cual te envuelves?
— Sientes el mundo atrapado en tu concepto, y rozas tu existencia encerrada entre las paredes de hueso y carne “de estos tus hijos”. ¿No es nuestro piélago la más dulce envoltura envenenada y la ristra que te ata, te funde al destino que tu mismo nos creaste? Este es tu concepto de libertad, vivir para morir encerrados durante toda una eternidad en el otro. Y esa otredad lleva cargando sobre su espalda la épica de nuestro viaje, ¿o porque compartimos la misión nos pertenecemos? Siente el latir de los edificios, fríos y llenos de cristales, harto de luz y de pasillos, de olores putrefactos, simbiontes a las acciones del ser humano que los habita en sus entrañas. ¿Escuchas el rechinar de las camas prestadas en los hoteles de paso? ¿No te eriza la piel saber que tu creatura se reproduce dentro de los confines de este, “tu gran experimento”? Sientes las vibraciones de la vida, pegando, luchando por encontrar su propio cauce y alejarse a cada golpe de su propia muerte. Mírame de frente, no vivo en el pecado y sin embargo, soy el ángel libertario de “mis hermanos” quien les lleva a la paz de la muerte y a tus brazos de padre olvidado.
Te analizo de pies a cabeza, de extremo a extremo, me acerco para probarte, a la vez que saco la lengua mis recuerdos se agolpan y siento la hostia mezclada con el sabor del vino y la sangre del dedo de aquel viejo sacerdote de cuando yo era niño, estiro mi apéndice para llegar a tus llagas, y después de esa vez cada que comulgaba mordía por dentro, mientras te recibía sangraban mis encías o la piel suave de mis cachetes, una vez me tiré a propósito de las escaleras de la sacristía, y solo, sólo me rompí el hocico, todos alabaron mi muestra de fe y yo disolvía tu cuerpo entre mis coágulos: ¡No es divino! Mi lengua se retuerce, tus llagas y tu cuerpo hoy son sólo el molde de plástico y la figura de yeso.
— Hueles el latir de aquellos viejos corazones rotos que formaron los caminos de la esperanza, ¿te imaginaste algún día que el hijo de un carpintero gobernaría el mundo? ¿Cada vez que asesino te devoro? ¿Es como si comiera mis palabras? ¿Y el amor? ¿Y la vida?
Epílogo
A la mañana siguiente apareció en los periódicos la noticia, compartiendo la de ocho, encontraron muerto a Salvador Pérez, sacerdote de la parroquia de La Preciosa Sangre de Cristo. Su cadáver fue encontrado crucificado en el altar de su parroquia, completamente desnudo le fueron extraídas las vísceras y descarnados los dedos dejando expuestas las falanges. En su caja toráxica fue encontrada la imagen de un cristo inmolado, era el viejo crucifijo de la sacristía. Pintado con sangre a grandes letras podía leerse:
Si desaparecieras ¿acaso no todo tu mundo se iría a la chingada?
Le digo mientras le veo con los brazos extendidos en forma de cruz, colgando casi del techo, y sus pies clavados uno sobre otro dejaban escapar los pasos abandonados al polvorín del camino de su vida, ¿cuántas marchas había dado para llegar a colocarse su corona de espinas y dejarse perforar el costado? ¿Cuántas travesías inconclusas y parajes varados de insólitas circunstancias? ¿Habrá paraísos abandonados que sus cabos no hayan enredado con sus múltiples formas y nombres?
— Oye a la noche hostigando la endeble armonía de la ciudad. Si pegas el oído tras el vidrio puedes escuchar el sigilo de los gritos, sonidos de horror y necesidad, aullidos de lujuria y perversión, ecos de la graciosa escapada que hace la vida de entre nuestros brazos para blandir sus hermosas alas: ¿Pensaste alguna vez que todo lo que soñaste terminaría de esta manera? ¿Somos en semejanza la imagen de tus más profundos anhelos? ¿Y este albedrío fue un regalo tuyo o de tu eterno amante? Aquel formado de tu costilla etérea y traído a la vida por tu misma sangre, tu hálito…
Mientras te veo, miro en ti mis instintos, aquellos los sublimes y los otros, los más bajos, los más ruines: y me pregunto en cuál parte habita la deidad que hay en mi, si de verdad proviene de ti este apego al nirvana o lo he ido devorando de cada uno de mis congéneres, ¿será acaso que al deglutirlos entra en mi sistema su parte correspondiente de este gran misterio en el cual te envuelves?
— Sientes el mundo atrapado en tu concepto, y rozas tu existencia encerrada entre las paredes de hueso y carne “de estos tus hijos”. ¿No es nuestro piélago la más dulce envoltura envenenada y la ristra que te ata, te funde al destino que tu mismo nos creaste? Este es tu concepto de libertad, vivir para morir encerrados durante toda una eternidad en el otro. Y esa otredad lleva cargando sobre su espalda la épica de nuestro viaje, ¿o porque compartimos la misión nos pertenecemos? Siente el latir de los edificios, fríos y llenos de cristales, harto de luz y de pasillos, de olores putrefactos, simbiontes a las acciones del ser humano que los habita en sus entrañas. ¿Escuchas el rechinar de las camas prestadas en los hoteles de paso? ¿No te eriza la piel saber que tu creatura se reproduce dentro de los confines de este, “tu gran experimento”? Sientes las vibraciones de la vida, pegando, luchando por encontrar su propio cauce y alejarse a cada golpe de su propia muerte. Mírame de frente, no vivo en el pecado y sin embargo, soy el ángel libertario de “mis hermanos” quien les lleva a la paz de la muerte y a tus brazos de padre olvidado.
Te analizo de pies a cabeza, de extremo a extremo, me acerco para probarte, a la vez que saco la lengua mis recuerdos se agolpan y siento la hostia mezclada con el sabor del vino y la sangre del dedo de aquel viejo sacerdote de cuando yo era niño, estiro mi apéndice para llegar a tus llagas, y después de esa vez cada que comulgaba mordía por dentro, mientras te recibía sangraban mis encías o la piel suave de mis cachetes, una vez me tiré a propósito de las escaleras de la sacristía, y solo, sólo me rompí el hocico, todos alabaron mi muestra de fe y yo disolvía tu cuerpo entre mis coágulos: ¡No es divino! Mi lengua se retuerce, tus llagas y tu cuerpo hoy son sólo el molde de plástico y la figura de yeso.
— Hueles el latir de aquellos viejos corazones rotos que formaron los caminos de la esperanza, ¿te imaginaste algún día que el hijo de un carpintero gobernaría el mundo? ¿Cada vez que asesino te devoro? ¿Es como si comiera mis palabras? ¿Y el amor? ¿Y la vida?
Epílogo
A la mañana siguiente apareció en los periódicos la noticia, compartiendo la de ocho, encontraron muerto a Salvador Pérez, sacerdote de la parroquia de La Preciosa Sangre de Cristo. Su cadáver fue encontrado crucificado en el altar de su parroquia, completamente desnudo le fueron extraídas las vísceras y descarnados los dedos dejando expuestas las falanges. En su caja toráxica fue encontrada la imagen de un cristo inmolado, era el viejo crucifijo de la sacristía. Pintado con sangre a grandes letras podía leerse:
Si desaparecieras ¿acaso no todo tu mundo se iría a la chingada?
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Ilustraciones de Alma de Juguete por: Enrique Zaragoza
Este soy yo...
DE MI han dicho...Nació envuelto en la terrible sospecha del ser humano —él siempre quiso ser árbol, águila o imagen tras el espejo— un 13 de diciembre de 1972, en la ciudad más avasallante y más hermosa del mundo: el Distrito Federal.Desde pequeño creció con lunas en los dedos e ideas itinerantes colgando del cabello, ávido lector de tiras cómicas y de cuentos infantiles permitió a los seres mágicos, divinos y leviatanes arrullarse en su cama tras el profundo canto de las sirenas.Creció, y mientras decidía que hacer de su vida, en cada luna llena besaba las almohadas imaginando al amor de su vida. Por fin, una mañana decidió estudiar derecho, algo que le salió muy chueco porque abandonó la carrera para estudiar periodismo, dando por concluidos tales estudios en el PART, a la vez que rocanroleaba como oso en brama tras una batería.Años más tarde decidió llevar la música en sus adentros y trabajo como negro en la redacción del departamento de cultura de Radio Educación (de vez en cuando se aventaba un palomazo como productor del programa “Su casa y otros viajes”), todo esto sucedía mientras estudiaba un diplomado de Literatura y Periodismo en Casa LAMM. Las letras —aún las de pago— siempre le han perseguido, al igual que la radio, por tanto, trabajo como productor de la serie “Impulso Humano” en Radio Universidad, no sin antes pasar por la Subdirección de Logística Informativa del GDF, algunas agencias de publicidad y la coordinación de medios de IH, A.C.Por fin, el 12 de noviembre del 2005, su destino le alcanzó y se puso a escribir como secretaria ejecutiva después de una huelga, y dio a luz a varios chamacos, y con el único fin de darle de comer a su prole, actualmente se dedica al desarrollo de documentación administrativa para diferentes empresas y alguno que otro trabajo de producción en audio (es cierto, en México vivir de las letras, que no sean de pago, está de la China Hada).Por cierto, el nombre de sus chamacos son:* El eterno idilio entre las mariposas y las hormigas, 2007.* La caída de la luna, 2006. Noveleta rosa.* Alma de juguete (anhelos para el niño que nunca debiéramos olvidar), 2006. Cuentos ¿infantiles?* Egomanias y la Llantitos (cuento – lógia), 2006. Recopilación de 20 años de cuentos darkys y existenciales.La mayor parte de las veces me llaman ¡Hijo de la chingada! ¡o de tu madre!, bueno, la mía... aunque últimamente me he aficionado a ese término tan común y que sólo me sabe si proviene de sus labios y que juntos creemos es para toda la vida (chance y para algunas más).En fin, que de mi la gente puede decir todo y a la vez nada, tengo muchos nombres, lo cierto es que tengo buen corazón aunque lo disfrace de mil y un calamidades...