Si la noche fuese más pequeña sabría que eres mía, que la madrugada te sorprendería entre mis brazos y el amanecer en mi pecho, pero ante la longitud de la noche sólo puedo preguntarte, en verdad, ¿eres mía?
Parece que la pregunta es absurda, pero, ¿es cierto que nos pertenecemos? ¿Qué alguien escribió una novela sobre nosotros? ¿Será que somos pareja de papel? Y es que parece jugamos el juego retocado de los juguetes vívidos de noche y entonces hacemos la existencia a nuestro antojo, y de verdad en la noche parece que no estamos solos, o que nos acompañamos en nuestra soledad... ¿Cuándo será el día en que nos pertenenezcamos aún de día? ¿Cuándo dejaremos de jugar a la casita? ¿Cuándo dejaré de extrañarte si ya te extraño tanto? ¿Se puede vivir atormentadamente solo? ¿Es necesaria esta soledad? ¿Qué razón hay para pasar tanto tiempo lejos? ¿Qué razón? Sí, te lo pregunto a ti, me lo pregunto a mi y, ¡chingada madre! A Dios... Alguien más pudo escribir nuestra vida de pareja de papel... y es que no hay más que la tristeza sobre el teclado, que las últimas lágrimas de esta pinche soledad, de saberme celoso y estúpido, de no verte, de acumular días sin ti en mi tarjeta de solitario empedernido...
¿No te cansas de esperar? ¡Y qué si es un amor de verdad! ¡Y qué! Qué puede importar en noches como hoy si seguirán siendo igual de largas estés o no estés, esté o no esté, estemos o no... No entiendo, cuál es el motivo de extrañarte tanto, no entiendo cuál es la lección que debo aprender, no entiendo la vida ni los sentimientos que alberga la noche, si irremediablemente parece hemos de estar solos...
Y es que en noches como hoy pierdo la fe, si es que hay alguna ante la cual deba redimirme...
Y hoy no sé qué hacer, si volverme loco, si abandonarme al dolor de extrañarte o si hacerme pendejo y pasar por alto lo que parece tan sencillo y tan normal... ¿Habrá algo que hacer? ¿Qué hacer? Si lo hay, puedes indicarme el manual para estar juntos, para sabernos, para compartir la vida... Eso tal vez sea lo peor que creo no hay vida sin ti, y eso puede ser parte de una grave incomprensión al miedo que me da la vida... Yo tan pleno y tan pendejo, tan libre y esclavo, tan... desesperado... ¿Acaso entenderá Dios que nosotros también tenemos planes y deseamos vivir? ¿Acaso lo entiende? Y si lo entiende, ¿qué gana con retrasarlos o con hacerlos a un lado? Él es eterno y tiene todo el tiempo del mundo, yo no creo pasar de los setenta años, ¿debo esperar el tiempo correcto?
Hoy, por esta noche quisiera volver el tiempo atrás y cambiar algunas decisiones, y liberar mis manos para poder estar junto a ti, y hacerte mía y pertencerte... pero no puedo... y me pienso solo aún contigo al lado, y no es que quiera estar solo, es que parece debo estar solo... y hay noches en que la soledad sabe a mierda, a mierda... Por eso tal vez si esta noche durara menos podría llegar mi tiempo y ser feliz a tu lado... a tu lado... ¡qué bien suena!
Qué dura es la realidad cuando no corresponde con creces a nuestros sueños, ese es el contraste de la noche: que muera por estar contigo y que no pueda... ¡eso es la soledad del solitario! ¡Esa es la duración de la noche en desosiego! Eterna, interminable, plagada de momentos, carente de rezos... Por eso te pregunto una vez más, ¿eres mía? ¿Nos pertencemos? ¿Seremos los dos? O sólo yo y la noche interminable carente de calma, que tortura mi pobre alma: hoy, en esta noche cansada... cansada de estar sin ti... sin ti, que apesar de serlo todo hoy eres nada... nada...
¡Jamás pensé decirlo la nada me mata! Me mata de escorpiones y besos tiernos llenos de veneno, de corazas indescifrables, de tenazas caricias, de colores con sabor a noche... y no vendrás hasta el fin de semana, y yo con noches largas de escorpiones soñados, sexies, lacerando mi carne y mi pobre alma... Eso es la soledad y no mamadas, una soledad que empieza cada fin de semana y dura cinco días, o diez días o veintiún días... Da lo mismo si mis noches son largas... largas como los pasillos del laberinto de mi abandono, que ya no sé si es por mi, por ti o por destino... Habrá que sucumbir mientras seguiremos siendo una linda pareja de papel, de poesías no dichas, de frases escondidas, de palabras exquisitas, de sueños creídos, de imposibilidades y de razones, de cartas aplazadas, ¿eres mía? ¿Cuándo regreses seguirás siendo mía? O de verdad voy a estar solo, enfermo de nada y de vacío... de vacío. Anda, dime la verdad... aunque suene a espada, a catarsis, a metamorfosis, a muerte o a soledad... a una soledad donde yo no pueda dejar de amarte...
[Para el amor de mi vida]