“Mientras recordaba como la luna se precipitaba en caída libre sobre su mundo, dejando un hueco en el firmamento, miró como los enamorados la arrastraban con un gran remolque para llevarla a su lugar favorito: un nuevo cielo que le habían edificado.
Los vio perderse a lo lejos, tras la montaña. Iban directo a su civilización.
Cansado de ver a los enamorados tirar de la enorme esfera plateada, se sentó a la orilla del cráter pensando en la inmortalidad que algún mortal debió haber inventado. Con la mirada perdida, observo una fila de hormigas que caminaban presurosas con la incógnita sobre la espalda, y sin nada qué hacer, decidió seguirlas.
Camino a paso veloz de hormiga, se unió a la fila. Grande fue su sorpresa al ver que se detenían a los pies de una pequeña caja, custodiada por unas pequeñas mariposas que batían sus alas transparentes.
La tomó del piso y curioso decidió mirar dentro de ella. Con cuidado la abrió, y el tiempo se detuvo…
—Parece increíble lo que puede caber en una caja —dijo al terminar de repasar su historia—.
Cerró la caja y la depositó en el centro del cráter que dejó la luna en su precipitación. Continuó su camino pero él ya no era el mismo…”
Los vio perderse a lo lejos, tras la montaña. Iban directo a su civilización.
Cansado de ver a los enamorados tirar de la enorme esfera plateada, se sentó a la orilla del cráter pensando en la inmortalidad que algún mortal debió haber inventado. Con la mirada perdida, observo una fila de hormigas que caminaban presurosas con la incógnita sobre la espalda, y sin nada qué hacer, decidió seguirlas.
Camino a paso veloz de hormiga, se unió a la fila. Grande fue su sorpresa al ver que se detenían a los pies de una pequeña caja, custodiada por unas pequeñas mariposas que batían sus alas transparentes.
La tomó del piso y curioso decidió mirar dentro de ella. Con cuidado la abrió, y el tiempo se detuvo…
—Parece increíble lo que puede caber en una caja —dijo al terminar de repasar su historia—.
Cerró la caja y la depositó en el centro del cráter que dejó la luna en su precipitación. Continuó su camino pero él ya no era el mismo…”
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