12 de diciembre de 1996
Ha corrido casi todo el día y el océano de amor está en calma. Las cumbres de sus olas centellean como si fuese oro potable, listo para beber o sumergirse en la profundidad de sus aguas y soñar eternamente con mares de semen. De acuerdo con las historias de este pueblo, diferentes miembros ubicados en los cinco continentes vierten su semen a grandes cantidades en un hoyo al que llaman La gran grieta. Por eso es que a los genitales masculinos se les llama de formas distintas: lingam, dick, polla, Пене, pene, verga, pito, pudendo, Mr. Big, coño, pene, falo, miembro, méntula, aparato, avergallón, chaira, masteo, pangua, picha, pispiote, zizi y de mil nombres más, tantos que no caben en el hueco que tengo por memoria.
Dejo los Anales de Pannuchis sobre la mesa, junto a las fresas, los duraznos y los melones. Abro una botella de mezcal para olvidar mi desgracia. Los sonidos de la corriente líquida deshaciéndose en el borde de la tierra perturban mi cabeza, algo en el interior se queja constantemente, es mi ser erótico limitado y con ganas de expresarse. Las ondas sonoras rebotan en mi sesera con ganas de destruir mis pensamientos. Puedo oír el oleaje y la arena cediendo ante el viento que esparce cada uno de los granos en esta región. Puedo escuchar cómo se levantan cristalinos sus depósitos de la playa, chocan entre sí, brillantes protegidos por la luz de la luna, y arrojan millones de destellos musicales, como si fuera un repiqueteo de campanas, constante, embrujante... lo curioso es que a cada partícula se adhiere el perpetuo sonido de cada una de las letras de mi necesidad: ¡Quiero mi orgasmo!
Ha corrido casi todo el día y el océano de amor está en calma. Las cumbres de sus olas centellean como si fuese oro potable, listo para beber o sumergirse en la profundidad de sus aguas y soñar eternamente con mares de semen. De acuerdo con las historias de este pueblo, diferentes miembros ubicados en los cinco continentes vierten su semen a grandes cantidades en un hoyo al que llaman La gran grieta. Por eso es que a los genitales masculinos se les llama de formas distintas: lingam, dick, polla, Пене, pene, verga, pito, pudendo, Mr. Big, coño, pene, falo, miembro, méntula, aparato, avergallón, chaira, masteo, pangua, picha, pispiote, zizi y de mil nombres más, tantos que no caben en el hueco que tengo por memoria.
Dejo los Anales de Pannuchis sobre la mesa, junto a las fresas, los duraznos y los melones. Abro una botella de mezcal para olvidar mi desgracia. Los sonidos de la corriente líquida deshaciéndose en el borde de la tierra perturban mi cabeza, algo en el interior se queja constantemente, es mi ser erótico limitado y con ganas de expresarse. Las ondas sonoras rebotan en mi sesera con ganas de destruir mis pensamientos. Puedo oír el oleaje y la arena cediendo ante el viento que esparce cada uno de los granos en esta región. Puedo escuchar cómo se levantan cristalinos sus depósitos de la playa, chocan entre sí, brillantes protegidos por la luz de la luna, y arrojan millones de destellos musicales, como si fuera un repiqueteo de campanas, constante, embrujante... lo curioso es que a cada partícula se adhiere el perpetuo sonido de cada una de las letras de mi necesidad: ¡Quiero mi orgasmo!
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