Hay un siglo entre tú y yo, mientras me acoplo al vaivén del devenir del tiempo y me aferro a las diligencias y las antorchas; tu prefieres la modernidad, las bombillas y los automotores...
Es que hay un siglo entre tú y yo; a la vez que corres y vistes y vas y traes; yo quisiera un tiempo despacio donde la contemplación desembrolle el hilo negro de la circunferencia rota de la existencia...
Un raro abismo tecnicolor es el camino de tu futuro, y el mío sigue siendo monocromático amparado por el manto de la noche y el brillo de la luna que implacable se derrite...
¿Existe eso en tu mundo? ¿Tienes segundos para ti, para mi, para los dos?
Es raro que haya un siglo entre nosotros y que el lustro se llene de vacío, de caricias inalcanzadas, de besos guardados bajo llave, de papalotes cerrando el cielo con las nubes del olvido... Hay un tiempo que corre tras los segundos dejados en el pasado de tus letras efervescentes... hasta en eso eres moderna te gustan las frases en envoltorios llenos de mercadotecnia.
¿Acaso nuestra vida es un spot de 20 segundos que en días se transmite en horario triple A y otras sólo es el relleno de la programación de la medianoche?
Hasta en eso la modernidad se ha vuelto sobre el amor, libélula saltarina de canal en canal, de transmisión en transmisión... tendría que ser perfecto mientras se llena de placeres y artefactos, enterrando los pocos efectos y afectos de lo que hay en esta vida de diario a diario... Ahora un abrazo es la consecuencia de una palomitas microwave extra mantequilla con bolsa desechable y el sexo es el sueño de la pastilla azul o del jugo de toda la noche... No se sabe el sexo a látex y se siente rugosamente placentero...
Hay un siglo entre nosotros y cuanto más pasa, más viejo... lo curioso de todo es que aquel que guarda el sabor de libro viejo; soy yo... sin más pecado que el olor de mis sudarios, de las letras vagas y errantes, de lo que se dice entre labios con los dientes cerrados... soy yo el apolillado, el que hace oquedades y grava las palabras con veinte centavos, soy el que huele a criolina, a vaselina, a colonia Sanborn's... soy el que guarda los recuerdos para no caer en el olvido que hay entre tus brazos... y no es malo, sólo es que hay un siglo entre nosotros cuando por fin hay tiempo para amarnos.
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