se tejen aquellas viejas sensaciones,
espinas hirientes
del sabor de tu pubis,
de tus tetas de niña parda,
de madura en grana.
Lancetas de Peña Pobre,
pezones de rica vianda.
Quién se fuera yendo
de golosinas,
seleccionando entre tus nalgas y botones,
quién se fuera
metiendo entre tu vulva a empujones,
¿Quién?
Sino aquel,
de viejas trovas y colgantes cojones,
quién si no él
que hace del amor una burla
igual a una meada en los pantalones.
¿Quién?
Sino aquel,
ya viejo,
que en las memorias de su olvido te sigue cogiendo,
y en el rictus de los años te sigue queriendo.
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