Mis poemas desflorados de sus palabras inéditas,
saltan las líneas y los párrafos
con ganas de volverse fantasmas y no desaparecer:
de no desvanecerse sobre la eternidad existencial.
Pero mis palabras mueren cual desenlace de una vieja historia,
y en su exilio buscan la ruta épica que va de tu pubis al pecho:
buscan la palabra perdida,
el sentimiento nuevo,
no quieren morir de hambre...
Y ellos, -los poemas- se alimentan de los sueños abandonados sobre tu piel
para no matarse a si mismos y
dejar vacía la prosa con sabor a miel.
Y aún cada mañana barro palabras y las guardo bajo la cama
en espera del poema, la historia o la prosa
que me de la existencia -incubado- dentro de alguna alma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario