y las causalidades siempre me vuelven loco,
es como la poesía y las letras -aderezan con sus señas mi horizonte-,
y entiendo el placer que te producen los trenes
su caminar, deslizándose sobre las vías,
su mapa trazado en vigas de metal,
su realidad a ultranza,
guardada con celo entre los verdes valles y los cielos azules y grises
-como flor entre las hojas de un libro-.
La avidez que altera su existencia con la vista de su próxima visita,
el sonido de su corazón atado a sus pasos nunca es fortuito,
siempre tiene un lugar a dónde llegar,
uno de dónde proviene.
Mmm! Lleva la vida a cuestas,
en cuarto de máquinas,
en vagones de carga,
en el salón comedor y de diversión.
Lleva el amor oculto en las maletas y las solapas,
las miradas perdidas en los cristales,
la sonrisa metida entre las piernas...
¡Y todo por un boleto!
Y sólo hay que comprarlo... y aferrarse a llegar al final del camino...
Un tren siempre tiene un final:
final completo,
de puntos intermedios,
de bienvenida despedida o de entronque con la vida
¿Será que Dios es el Guarda agujas? -No mames, ¡Fue una invención de Arreola!-
¿Ya sé porque te gustan los trenes?
Porque la única forma de llegar al destino es evitar las bajadas...
Lugar reservado para tu foto
Lugar reservado para tu foto
Lugar reservado para tu foto
Pon tu foto aquí
No hay comentarios.:
Publicar un comentario