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domingo, 22 de mayo de 2016

La maleta

Así la mañana... Y me traje la luna conmigo, que ya descolorida, aún brillaba. Me la traje porque sigue ahí esperando el momento en el cual ha de apagarse, la traje aún maltrecha, la metí en mi maleta junto al perfume que tú conoces, hoy objeto de tus reminiscencias. La vi y recordé la bendición de estar vivo, y mis brazos vacíos se escurrían de ausencias, mientras yo agradecía el milagro natural de la cosmogonía: y es que era uno con la tranquilidad del rededor y otro con el ruido en el alma... Y me aterró darme cuenta que no siempre he sido diferente, y me pregunté si fui reconocido... Y decidí no contestarme, por eso me traje la luna y la escondí en mi maleta para explicarle que cada ciclo termina, que así tan pobre y mendiga, de huecos y cráteres, de lados oscuros y mares "tan tranquilos", un día volverá a estar llena... Porque así es la vida y no a todos nos cabe la luna en la maleta...

Así la vida... solos

Así la noche... La vida se muestra ante nosotros siempre impávida, sorpresiva, perpleja, siempre en espera de nuestra propia vida. Fugaz, se llena de instantes que no le pertenecen, se moja las ganas en el café que huele con la entrada del sol por la ventana, se viste y se va descalza a nuestro lado, dejando huellas y signos por si pierde la memoria y el camino a casa. Se agazapa entre los rincones, se funde en los sillones desesperada, esperando el amor, pidiendo que venga su presente con forma de mañana. Se esconde en el lecho, se aprende, letra a letra, las charlas de sobre cama, y los designios del placer que se dibujan entre las sábanas, se sabe de memoria las arrugas que dejan tus manos, el peso de tu cuerpo, la hondonada de tus curveadas nalgas; reconoce los ritos de tus humedades, y el vaivén de nuestras naves acaderadas, que perdidas en cada viaje, regresan en forma de espuma a la orilla de la nada. Mide los saltos de las ideas calientes que brincan cual diablos y ángeles sobre tu vientre, y es que la vida no sabe de placer hasta que ve mi lengua abierta, espinada, desflorando poemas, y acariciando palabras y señas entre tus piernas.
Y es que la vida se deleita de tu sombra desnuda formada cada noche, cubierta por la luz de la madrugada, o por el foco del baño fingiendo ser estrella, y es que te sabe cómo se sabe una plegaria, o el sabor del helado de chocolate.
Y es que así es la vida se alimenta de un nosotros y va yéndose a su ritmo, a sabiendas que a cada paso nos deja en el olvido, y todo se va quedando, sólo en la memoria de la piel, en la genética del otro que somos, cuando solos hacemos el amor...
Imágenes de Petitluxures en instagram









Viajar

Así la mañana... Todo comienza con un sueño, o algo que se cree un sueño: ¡para volar no necesitas alas! Sólo un salto de fe y un precipicio.
Eso es como despertar juntos en una simbiosis dicotómica, ¡eso! Justo cuando uno y otro, no son uno, son uno y otro consecutivamente pero se comportan indistintamente como uno. Ese es el salto de fe, saberse y encontrarse en el otro y confiarle aquello que se es... O no. Porque como en los pecados, también cuenta la omisión: ámame una eternidad pero vete, cómeme despacio, tómame pero ahora no; que no eres tú y no soy yo. ¿Y el precipicio? Ese comienza al momento del viaje, cuando empieza la espulgada de corazón, con la lavada de culpas, cuando exorcizas cada maldición. Se da justo en el momento del viaje que haces en su interior cuando siembras palabras, hablas viejas lenguas y las cuelgas en los globos oculares, en el lóbulo frontal, en los pulmones, cerca de su corazón. Y dentro de ese viaje aceptas el vértigo de la fuerza de su alma, de sus inquietudes, de sus creencias, y de su lado oscuro que empaña cualquier rastro de futuro o de razón.
Todo, inmutable, comienza con un sueño: ¡para volar no necesitas alas! Sólo uno, que sea otro, que te deje viajar dentro de su humana condición.


Comerse a sí mismo

Así la mañana... Auto-Antropofagia, es tener hambre del otro, y comérselo en el afán de encontrarse uno mismo... El amor siempre es la bestia hambrienta por el otro, aquel en que reposa lo que somos y no. Y quisiéramos tragar su alma, sus penas, sus más profundos pensamientos, relamer los dedos, los labios -ambos pares-, encontrar a qué sabe mientras no está con uno, deglutir su desesperanza, masticar sus sueños hasta que entren al sistema y hacerlos de uno -para ser dos, en el sustento de la pareja-. Y es que esta hambre no se sacia con nada, ni con la luz de la mañana sobre su cara, persiste como la silueta dibujada entre las arrugas de la cama, se queda en el humor de la almohada cuando ya sólo existe nada. Es esa hambre la que nos hace salvajes, y nos despierta cada mañana, esa sensación de insaciedad, de buscar batalla para encontrar la forma de llenar, una vez más, el alma...

martes, 3 de mayo de 2016

Más

"Y que tus brazos lo fueran todo, siempre más cercanos al cielo, a la respiración de los astros en nuestro microcosmos... Que fuéramos más amor y hasta salvajes, más mujer y más hombre en nuestras imposibilidades: menos imagen y más sinceridad, ya no con el otro, sólo con nosotros mismos..."

Singular

Así la mañana... Hay momentos de locura, de flaqueza, de pérdida y de falta de memoria; y no es que uno olvide, es que uno decide aunque se pierda en el intento... Y a pesar de todo siguen los sueños, la vida, y es esta sensación de vacío y de plenitud equivocada lo que nos mantiene vivos, tejiendo palabras, ocultando mundos y poniendo a colgar las historias en el tendedero. ¿Cuánto bien hay en tanto mal? ¿Cuán como ayer si fuera un futuro continuo? ¿Qué hay en cada ser humano que lo hace único e irrepetible? El alma será su alma...

Palabras

Así la mañana... Ceder no es perder, es regalar tiempo, cosas, vida, es aprender a desprenderse. A veces es necesario perderse para encontrarse y se vale jugar a las escondidillas con uno mismo, y gritar un, dos, tres que estoy abajo de la cama, o en el lado oscuro de tu corazón. Permitir los vuelcos de la vida es como permitirse escribir un gran cuento, es mantener la trama hasta sus últimas consecuencias, generar tensión hasta que explote en esa vuelta de tornillo que toda buena historia debe tener: los finales son la razón de cada historia, pero ¿el final siempre es un The End o es sólo un principio? ¿Existe el vivieron felices para siempre? -¿juntos o por separado?-. Mas bien, esperamos que siempre hayan sido felices, que las risas y las lágrimas valgan la pena, que los detalles, momentos y silencios sirvan para derrumbarse y volverse a construir, y es que hablando se hace el amor, se expresa con caricias, temores, besos, y alguna que otra maldición: y es que se vale el ruido y el silencio pero no el mutismo, se vale hacer la guerra y que termine con la última batalla entre las sábanas, así es como se hace el amor hilando palabras, sembrándolas en los rincones de cada habitación para que no se nos olviden.
Siempre se necesita parar, ceder, perder, olvidarse por un momento si eso termina en una sonrisa que borre cualquier mal momento.
¡Qué ingenuos cuando hablamos del amor! 


Ideas

Y es que el amor es una de tantas ideas que cuelgan desde el firmamento... Lo mismo da decir juguete, o perdido navío de velas guardadas, foco o expresar terror y apagar las luces, sacudir las manos y pensar en el adiós de dos personas que impávidas se aman y se desgajan. Y es que da lo mismo pronunciar por ejemplo: tengo una soledad tan concurrida porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, que bienvenido al síncope de los que pierden el rumbo porque mantienen cerrada la jaula de su mente. Y es que son tantas ideas, que uno se apendeja o se vuelve loco: microondas, circo, sándwich, vida, tierra, vino, Tierra, solo o sólo, todo, todito o nada, que se parta el mundo que está de la chingada. Y esas son ideas, es como decir: palabras, acciones, te desean, te quieren, te aman, y poco a poco, el tiempo te desarma, regresa a tu lugar, a tu escondrijo, respira hondo y mantén la calma. Y es que las ideas tienen ese juego de ser ideas, lisas, pesadas, crujientes, utópicas, disléxicas, tajantes o bellas; quién no ha sido seducido por la simple idea de un beso, besito o besazo -de esos que se prefieren franceses, de lengüetazo-. ¿Y la idea de la caricia que mórbida se desplaza por la desnudez, por la textura de la piel y el sonido del onírico deseo provocando la humedad lujuriosa entre dos cuerpos?
¡Ay de las ideas que descuelgas! Terminas haciéndolas tuyas, les pones nombre, les dibujas una sonrisa, se transforman en sueños tuyos pero prestados, de esos por los que mueres y terminas con el vacío entre los brazos. Y es que en el mundo, día a día, hay ideas, como el amor, como la soledad, la vida misma, la ausencia y el perdón.
Inevitable, hay ideas que cuelgan del firmamento y para hacerlas realidad sólo tienes que encontrar a alguien más que las vea igual que tú: ¡colgadas desde el firmamento!

Contrastes

Así la tarde... Busco entre las palmas de mi mano la huella y el mensaje, intento descifrar el código con el que se explica el alma, ese murmullo plagado de síncopas y de silencios, algo así como la orilla donde el corazón se desboca y se vierte en el orgasmo. Busco impaciente los sonidos de tu cuerpo: la fricción de mis manos sujetando tu pecho, la erosión de mi aliento sobre tu cuello, el repique de mis labios; sus palabras necias, su lenguaje mundano, sublime, de contrastes -al igual que nuestros cuerpos-, tú tan blanca y yo siempre tan profano. Busco a tientas nuestros movimientos etéreos, perplejos, sinuosos... Siempre tan llenos de sonidos, siempre muertos de deseo. Busco incansable, siguiendo las líneas de mis manos, paso a paso, y entre ellas me pregunto: ¿cuándo perdimos el camino que se camina juntos? ¿Cuándo decidimos dejar este sentimiento tan lleno de nosotros, de pasión y lujuria, y salir solos, de este mundo ilesos?

Vaivén

Así la noche... Viene y se va, llega y se sienta a la orilla de la cama: desgaja mis sueños, se pierde de luces, se ríe de cada imposibilidad y de la sustancia. Viene y va, como el aire de esta noche, no sopla pero va, cayendo de sueño, despierta de ilusiones, poniendo la mirada en el futuro. Viene y va, sembrando huracanes en la ya no tranquilidad de mi alma, cosechando imágenes y suposiciones, certeras, fantasmas, utópicas; tal vez soñadas, es que viene y va la memoria en su lucha con el olvido, que recuerda y se llena de tan vacía... Y es que en este silencio los recuerdos -hoy tan todo y nada- ni son parte de la libertad y saben a multitud, a muchedumbre. 

Ese o esa

¿En qué momento nos convertimos en un ser real y dejamos de lado la imagen que convertimos de nosotros al paso del tiempo? ¿Quién afirma aquello que somos y no? ¿Es la casualidad, las causas o el destino? ¡Suena tan barato! Es como doblar el sol en forma de rollo y esconderlo bajo la cama, cambiar el calendario con la tinta y gestar la primavera o el otoño, es guardar el corazón bajo la almohada, preservar los osos polares en la nevera, reservar los besos en el frasco de las medicinas, y conservar los recuerdos en el celular en forma de fotografía. ¿Cómo eliges a quien comparte tu vida? ¿Por qué ese o esa y no aquel o aquella? Lo mismo da si somos todos seres humanos ¿Qué forma y conforma a uno y al otro? Suena tan absurdo. Verse en el otro cual reflejo de uno mismo, amarse y sentirse uno por medio del cuerpo y el corazón del otro, percibir la existencia sólo en referencia al otro: esgrimir la trascendencia sólo en la memoria del otro; otro yo, otro tú; porque la historia del otro encuentra espacio y trama en el uno, que a su vez es otro: uno de otro. ¿Será la soledad en uno que forma al otro? O ¿es la soledad del otro que se forma en uno? Parece ser que sí, cuál entrada al cine o al concierto, la fila al corazón se llena de aventuras, de caricias, de rimas, de amaneceres sobre el rostro, de pericias y advertencias, de sonrisas y peleas, de los cuerpos húmedos y fantasías, de los cadáveres exquisitos y del salvaje encuentro con el otro que termina siendo uno mismo. Suena tan absurdo como que el todo sólo existe si hay vacío... Tal vez, sea en este absurdo que dejamos la imagen y damos paso a nosotros mismos

Lo siento, te quiero

Sí, así la noche... Será que el tiempo lo conjuga todo; las lágrimas, los recuerdos, los verbos: un te amo se puede transformar en un siempre te he amado; un presente que muta en el futuro perfecto de aquel pasado continuo que no deja de ser un presente, ¿o será la muerte inminente del hoy? ¿O el hoy convertido en mañana y siempre? Lo siento, te amo es un verbo imperfecto, tan humano, tan plausible e imposible, absurdo, atemporal, es tan presente como un regalo, y fugaz como dure tu tiempo, es el veneno de las conjugaciones empieza en segunda persona y siempre se muere por ser la primera o la única o la persona de toda una vida, cuando nunca ha dejado de ser un nosotros. Amar se conjuga en plural. Lo siento, pero es una conjugación de vida, de lucha, de batalla cuerpo a cuerpo, de palabras, de rifarse por el otro, de sentidos y acciones -será que es un compendio de verbos y en eso radica su complejidad-. Paradójico que siendo un verbo tan personal sólo existe si radica en el otro, es decir, -lógica y matemáticamente-: suma, cuando quiere comienza en uno y termina en dos, tú y yo; o en más; tú y y yo y nuestro tú y yo. Y en veces resta, pero sigue siendo del otro; yo y lo que fuimos tú y yo. Lo siento pero es verdad, siempre duele, si es bueno o es malo: invariablemente duele, y no hay cura que lo cure -porque ni Dios puede salvar o salvarse del amor-, a lo mejor es tan divino como él -o ella-. Lo siento, pero es cierto: el tiempo no cura al amor, sólo lo conjuga, y aunque parezca o perezca en varias personas, siempre; inmutable termina en un nosotros.

Cuento corto (El resumen de la trascendencia)


¿Eres feliz? -preguntó- sabiendo que hace tiempo, esas pequeñas diferencias se hacían grandes, que no era suficiente amar, que ambos sólo eran una imagen desarticulada en esta realidad... Y es que hay dos clases de personas: las que aman, y las que aman a su manera...


Ilustraciones de Alma de Juguete por: Enrique Zaragoza

Este soy yo...

DE MI han dicho...Nació envuelto en la terrible sospecha del ser humano —él siempre quiso ser árbol, águila o imagen tras el espejo— un 13 de diciembre de 1972, en la ciudad más avasallante y más hermosa del mundo: el Distrito Federal.Desde pequeño creció con lunas en los dedos e ideas itinerantes colgando del cabello, ávido lector de tiras cómicas y de cuentos infantiles permitió a los seres mágicos, divinos y leviatanes arrullarse en su cama tras el profundo canto de las sirenas.Creció, y mientras decidía que hacer de su vida, en cada luna llena besaba las almohadas imaginando al amor de su vida. Por fin, una mañana decidió estudiar derecho, algo que le salió muy chueco porque abandonó la carrera para estudiar periodismo, dando por concluidos tales estudios en el PART, a la vez que rocanroleaba como oso en brama tras una batería.Años más tarde decidió llevar la música en sus adentros y trabajo como negro en la redacción del departamento de cultura de Radio Educación (de vez en cuando se aventaba un palomazo como productor del programa “Su casa y otros viajes”), todo esto sucedía mientras estudiaba un diplomado de Literatura y Periodismo en Casa LAMM. Las letras —aún las de pago— siempre le han perseguido, al igual que la radio, por tanto, trabajo como productor de la serie “Impulso Humano” en Radio Universidad, no sin antes pasar por la Subdirección de Logística Informativa del GDF, algunas agencias de publicidad y la coordinación de medios de IH, A.C.Por fin, el 12 de noviembre del 2005, su destino le alcanzó y se puso a escribir como secretaria ejecutiva después de una huelga, y dio a luz a varios chamacos, y con el único fin de darle de comer a su prole, actualmente se dedica al desarrollo de documentación administrativa para diferentes empresas y alguno que otro trabajo de producción en audio (es cierto, en México vivir de las letras, que no sean de pago, está de la China Hada).Por cierto, el nombre de sus chamacos son:* El eterno idilio entre las mariposas y las hormigas, 2007.* La caída de la luna, 2006. Noveleta rosa.* Alma de juguete (anhelos para el niño que nunca debiéramos olvidar), 2006. Cuentos ¿infantiles?* Egomanias y la Llantitos (cuento – lógia), 2006. Recopilación de 20 años de cuentos darkys y existenciales.La mayor parte de las veces me llaman ¡Hijo de la chingada! ¡o de tu madre!, bueno, la mía... aunque últimamente me he aficionado a ese término tan común y que sólo me sabe si proviene de sus labios y que juntos creemos es para toda la vida (chance y para algunas más).En fin, que de mi la gente puede decir todo y a la vez nada, tengo muchos nombres, lo cierto es que tengo buen corazón aunque lo disfrace de mil y un calamidades...

Rolas de la banda "Nívola_Cría Cuervos" (Quintanar/Vargas/ Cruz)