Así la noche... La vida se muestra ante nosotros siempre impávida, sorpresiva, perpleja, siempre en espera de nuestra propia vida. Fugaz, se llena de instantes que no le pertenecen, se moja las ganas en el café que huele con la entrada del sol por la ventana, se viste y se va descalza a nuestro lado, dejando huellas y signos por si pierde la memoria y el camino a casa. Se agazapa entre los rincones, se funde en los sillones desesperada, esperando el amor, pidiendo que venga su presente con forma de mañana. Se esconde en el lecho, se aprende, letra a letra, las charlas de sobre cama, y los designios del placer que se dibujan entre las sábanas, se sabe de memoria las arrugas que dejan tus manos, el peso de tu cuerpo, la hondonada de tus curveadas nalgas; reconoce los ritos de tus humedades, y el vaivén de nuestras naves acaderadas, que perdidas en cada viaje, regresan en forma de espuma a la orilla de la nada. Mide los saltos de las ideas calientes que brincan cual diablos y ángeles sobre tu vientre, y es que la vida no sabe de placer hasta que ve mi lengua abierta, espinada, desflorando poemas, y acariciando palabras y señas entre tus piernas.
Y es que la vida se deleita de tu sombra desnuda formada cada noche, cubierta por la luz de la madrugada, o por el foco del baño fingiendo ser estrella, y es que te sabe cómo se sabe una plegaria, o el sabor del helado de chocolate.
Y es que así es la vida se alimenta de un nosotros y va yéndose a su ritmo, a sabiendas que a cada paso nos deja en el olvido, y todo se va quedando, sólo en la memoria de la piel, en la genética del otro que somos, cuando solos hacemos el amor...
Y es que la vida se deleita de tu sombra desnuda formada cada noche, cubierta por la luz de la madrugada, o por el foco del baño fingiendo ser estrella, y es que te sabe cómo se sabe una plegaria, o el sabor del helado de chocolate.
Y es que así es la vida se alimenta de un nosotros y va yéndose a su ritmo, a sabiendas que a cada paso nos deja en el olvido, y todo se va quedando, sólo en la memoria de la piel, en la genética del otro que somos, cuando solos hacemos el amor...
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