¿Quién sabrá el lenguaje del amor sino tu cuerpo que enmudece mis palabras más amorosas?
Las deja frías después de tanto deseo,
de la entrega que hay sembrada sobre la textura de tus caricias en mi piel,
sobre la necedad de nuestra cachondez y calentura.
¿Quién diría que entre tus brazos todo cambia?
Hasta yo...
¿Quién sabría que en ti está la paz de mi alma?
De lo creo y de lo que no...
Y siempre te he amado más...
más por ti,
más por mi,
¿qué sería sin ti?
Y no es que te lo deba todo,
es que simplemente eres todo:
una mañana,
una noche,
una sonrisa,
una lágrima,
una enredadera que me desarma,
un beso de larga constancia,
la caricia de toda una vida,
una silueta...
la misma lujuria,
mi mismo deseo...
las ganas de viajar,
mi más profundo sueño...
Eres mi felicidad a tu manera,
la perfección desde tu trinchera,
la esperanza que me ciega desde noviembre,
en tu noviembre...
Sabías que las lunas más hermosas son escorpiónidas,
llenas de verdad y de celo,
llenas de silencio...
Y a mi me gusta cuando callas, pero me gusta más cuando me hablas,
y no te paran los ojos ni las manos,
y no te para el deseo ni las ganas...
ni los besos ni las caricias: Por eso me gusta cuando duermes...
te ves tan libre,
y a su vez me haces libre...
¿Quién sabrá el lenguaje del amor sino tu cuerpo que enmudece mis palabras más amorosas?
¿Quién diría que entre tus brazos todo cambia?
Y siempre te he amado más...
Y no es que te lo deba todo,
es que simplemente eres todo para mi...
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