Los días pasan y lejos de irse,
se van directos a mi alma,
que se llena de recuerdos que se mezclan con las ganas.
Y se van abandonándose en mi memoria,
dejándose en evocaciones indisolubles,
hechas de caricias que siguen a la voz de cuando tú me amas,
en soles de medianoche que iluminan mis distancias,
en caminos de señuelos y de grandes flores de colores,
en chispas de besos con armónicos sabores;
en sueños de cercanías,
de una mitad de vida ocupada,
con el peso de tu cuerpo,
con lo tierno y áspero de tu humores.
Los días pasan y lejos de irse,
se juntan en el relleno de una cama,
que lejos de empolvarse con partículas de olvido,
se ablanda con los roces que hacen de un momento el motivo,
del segundo la detención del tiempo en este cuerpo latente que te ama.
Y esos días pasan, y pasan
cual promesa
de lo que se filtra entre nosotros,
una vida que se escapa y que forma esta bella aventura...
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