El caos es el orden en el mundo, de todo aquello que no entiendo, de lo que percibo dentro de esta realidad aparente... Parece, creo es parte del destino que me espera en alguna parte. Lo sé, por la caída de la luna que ha llenado el hueco más profundo de mi cuerpo: aquel existente dentro de mi pecho... Por: Heriberto Cruz Reséndiz
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viernes, 30 de abril de 2010
Sólo maravillas en Nunca Jamás
Nadie es capaz de describir los conceptos como lo hacen mis manos sobre tu cuerpo, incapaces de prodigar caricias sólo saben redactar letras enfermas de soledad. Retoman y retoman mezclando el dolor con el alcohol destilado en el sudor abandonado sobre las sábanas de nuestra -casi nuestra- cama, y es que siempre bebemos para olvidar lo que hace vidas hemos dejado en el pasado... ¿Eres mía o sólo aparentas que lo eres?
Y es que no sé si sabes del vacío de los días, de los pensamientos aterradores y de las lunas opacas de abril, de la vigilia de las ideas, del desierto paraíso de los sentimientos: Del abismo que se abre entre tu torso y mis costillas.
Nadie es capaz de robarte los sonidos en pleno silencio como lo hacen mis letras. Nadie puede arroparte con ausencias, llenarte el corazón de palabras necias, sortilegios y hechizos. Nadie es capaz de dibujarte una luna con incertidumbres, con augurios pero siempre en el más profundo silencio, de ese que cala el alma, que hiela los huesos, todo sumido en la más profunda oscuridad, donde el negro es el mensaje de la luz... Nadie te puede pasmar sobre tus hombros, a horcajadas, de piernas abiertas, vestida o desnuda, nadie como lo hacen mis palabras... que si bien te saben nunca te han probado... Nadie te habla despacio entre lunas, nadie callado te habla, nadie te habla entre murmuraciones elucubrando el futuro, que si bien han pasado nunca ha sucedido... Nadie, si hasta tú has cambiado, por ser noche, por ser luna, por ser ella -cual generativo personalizado-. Todo va cambiando paso a paso, segundo a hora, caricia a letra, espacio a abrazo... silencio con olor a sexo de un amor cualquiera perdido en el pretérito fortuito, en el exilio de vidas, en el llanto de las quimeras. Todo cambia si hasta el vacío se ve repleto de silencios, de poemas idos... ¡Ay si todo cambia! Las noches se vuelven días y las lunas se van despegando del eterno cuaderno de dibujo que es el cielo... Por eso es que nadie se supone alguien en estas noches de letras, de vigilias, de estrellas y lunas en el agujero del conejo, en el nunca jamás... siempre, cual ángel vengador, cual ángel rojo.
jueves, 22 de abril de 2010
Colores a tu alma
Y te he adquirido un gran arco iris,
con centellas en sus doce colores,
no pienses si son pocos los derroches,
son para pintar tus días, tus noches.
Y cuando sientas ahogarte en dolor
en aquellos días negros o grises,
escoge de él y pinta con un color
esos adioses largos y muy tristes.
Sabe que la vida es simple y llana,
aunque se vea sombría y ajada,
se puede pintar rosa, azul o grana.
En cada tono existe una gama,
guarda siempre un crayón y muchas ganas,
para pintar de un color tu alma blanca.
May be
¿Piensas en mi?
Pasos en círculo
Parece que todo aparece como aquello que sigue al acto ilusionista del mago cuando saca algo de su chistera... Y todo da vueltas alrededor de mi vida, y parece que espero algo, con aquella fe de los que creen sin ver y tocar... he intento seguir tras la pista de lo posible, siguiendo mis pasos -los pausados y los salvajes-, aquellos que con certeza llevan al desconcierto del retorno, al principio... Y corro tras ello, tratando de no volver la vista, y corro tras ello sin dirección, sin la convicción de respirar mis virtudes, mis defectos -aquello que me mantiene siempre tan vivo-, y sólo corro en círculos tras mis propios pasos seguido de mis fantasmas... Que al igual que yo buscan su lugar en esta tierra.
viernes, 16 de abril de 2010
Horizonte
La tierra no puede ser suficiente para los dos -si no lo es para la luna misma-, si aplaudimos los ríos de sangre y nos sostienen los aludes desplegados bajo el terruño de nuestro diario devenir, concéntrico y limitado al encuentro de nuestro cuerpo... Y no es que el amor lo sea todo, y no es que el sexo lo sea todo -y sin embargo lo es-.
La tierra no puede ser suficente para los dos si acostados sobre el continente nos buscamos en la fallas y horadamos los viejos cañones -donde alguna vez se juntaba el agua- para arrimarnos al amor que no hemos encontrado, mientras la vida se filtra bajo nosotros en los mantos frenéticos del pasado... Y no es que el amor lo sea todo.
La tierra no puede ser suficiente si no te bastan los troncos y las copas sobre los desfiladeros, si recorro las montañas a ciegas, en busca de la cueva de la vida, camino al fruto prohido -e invitado- oculto tras la hierba arómatica de tu entre pierna -acre, ácida, salina e inexorablemente dulce- y sólo encuentro desiertos abismos. Y no es que el sexo lo sea todo.
La tierra no puede ser suficiente si traslada en su eje y sobre su lomo infinidad de paisajes azules, bucólicos, fatuos, vorágines y desiertos... que cambian después de cada hibernación de nuestra vida misma -uno no se muere, sólo duerme esperando el momento en que, tras la glaciación, renace la vida-. No será suficiente si apenas ayer tú y yo no exístiamos sobre ella ni como esencia ni como idea.
La tierra no puede ser suficente para los dos si el viento no lleva tu nombre cruzando el espacio -aquel donde no estamos-, si el sol nos derrite bajo la piel ante la falta de caricias... Si las palabras salen sobrando y rebasan los márgenes de su continente -hace días que sólo miro hojas en blanco mientras las palabras corren, se agazapan, flotan, se abandonan, texturizan y disfrazan el mundo en su identidad secreta -la que inventamos en sueños solos, llenos de olvido, ahogados en el vacío existencial que produce esta lejana cercanía-.
Aseguro que la tierra no es suficiente para los dos si cada noche buscamos con ansia la luna para decirle: "No es que el amor lo sea todo, no es que el sexo sea todo... son lo único que mantiene vivo aquello que sólo muy solo escribo".
Miles de palabras
Te he de preguntar si bastan 20 mil palabras para olvidarse y convertirse en otro, para hacer los árboles de plástico y los peces de colores virtuales, para rellenar el hueco que hemos dejado en la tierra de tanto arar buscando muertos, inventando asesinatos y sembrando delatores de una verdad que no conocemos -lo peor- o que hemos inventado.
Serán suficientes veinte de a mil palabras para limpiar los oídos de la angustia que ensordece cuando joven, para rellenar la soledad que nos acompaña cuando adultos, para solventar la tristeza que queda cuando muertos -ya que el pedo no es morirse sino aceptar que se esta muerto-. ¿Lo serán?
Te lo pregunto porque tengo la boca seca de los besos que no han llegado, la piel áspera de las caricias perplejas bajo los rayos de la luna, la estúpida sonrisa que amanece cual sentencia de esta vida liviana y desgastada. Crees que veinte miles sean suficientes para bordar el libro que me espera resguardado por mi disco duro y su contraseña, serán de más o menos para hilvanar la trama y crear el desenlace que cual sentencia nos espera en este amor que lejos de construirse se atraganta para morir colgado con los huevos al aire -será que son tantas palabras que por eso se asfixia, y se mata y se provoca cual anorexico panfleto de quinta-.
¿Cuántas vidas son suficientes? ¿Cuántas? Y mientras invocamos las palabras en ensortijados sortilegios, la vida se va caminando osada, alevosa y llena de sueños rosas, dejando en el sendero oraciones blancas, versos azules y poemas de cuarta... ¿Cuántas palabras se necesitan para amlagamar los labios, sopesar el cuerpo mientras con la lengua limpiamos la piel de los orgasmos y las venidas? ¿Cuántas palabras bajan en forma de escarcha para ablandar las contingencias de la vida y hacernos volar en pos de sueños de un paraíso perdido y olvidado de los mapas? ¿Serán suficientes 20 mil? Te lo pregunto porque no lo sé, pero el teclado hierve entre las gotas carmines de mis medias lunas, y las gotas saladas de mi espesa tristeza... aquella por la vida? Son suficientes las dos decenas de miles de palabras que cual asesino en masa se divierte jugando con la vida mientras planea para los dos un futuro mejor lleno de momentos y segmentos, de amores mercantiles, de sensaciones trasbocado, del vino agrio de vivir callando... de respirar viviendo mientras la consciencia nos va hundiendo en un mar de tranquilas imposibilidades... ¿Son suficientes para decir un te amo momentaneo y que se vaya disolviendo en el ocaso de mis labios, en la mirada siempre fiel del espejo y entre los días de cada año venidero?
Te lo pregunto en silencio, a la vez que sin quererlo, sigo escribiendo, poema a letra, señuelo tras martillo, hoja en la hojarasca de un amor encontrado entre los mares de este limbo... de cada fuelle de oxígeno que irremediable se agolpa en los pulmones y nos mantiene vivos...
¿Crees que 20 mil palabras sean suficientes para servir de puente y salvarnos del abismo, para que pase el tiempo y la luna por fin, tras la noche agazapada, encuentre su destino no entre los hombres sino en aquel que está marcado por los designios divinos?
martes, 6 de abril de 2010
El sol bajo las sábanas
Dejo la vida en el buró, y ciego de deseo palpo entre las sábanas buscando a tientas los límites de tu cuerpo, guiándome por las texturas apócrifas de nuestro santo sudario... El colchón guarda en la memoria el peso del animal en que nos convertimos cuando la avidez recorre cada centímetro de nosotros... Somos la bestia de dos cabezas, de labios hinchados y miembros encadenados mientras las áspides entrelazadas -en las caderas- retozan inventando palabras de un viejo y abandonado diccionario... Somos la carne alada del espíritu indomable que cruza libre los laberintos y el abismo, asentado sobre los restos de ángeles perdidos, caídos en las búsqueda de su propio paraíso...