— Esta buena la selección de las canciones —dice el Gordo— tenía un rato que no escuchaba algunas. Por cierto ¿hay que ponerle un apodo al chavito?
— Pues dile por su nombre.
— Nel, ¡eso no es de caballeros! —afirma serio— hay que darle sentido a su vida, un regalo para siempre.
— Ni que fuera res, o ¿piensas embarazarlo? —me burlo—.
— ¡No mames! Se me dan las niñas de 19 ó 20 años, pero los chavitos, no. ¡Hay güey! De pensarlo hasta me da urticaria.
Se rasca la cabeza y la panza al mismo tiempo. Pero tiene razón, una vez bautizado, se le conocerá por ese mote toda su trayectoria, claro, mientras trabaje en alguna estación de radio.
Recuerdo mi afición por las ondas radiales desde muy temprana edad, mi padre escuchaba La Pantera, Radio Éxitos y con el tiempo Universal FM. Crecí con canciones de The Beatles, The Rolling Stones, Led Zeppelin, The Yardbirds, Janis Joplin, The Who y otros más de aquella época, de cuando mi papá cantaba en los Blue Caps o Las Calles, me supongo que antes del 69. La primera canción escuchada, en esa cortedad, fue Let it be y sí, creo que me marcó para toda la vida: “Déjalo ser, déjalo ser y habla palabras de sabiduría, déjalo ser, déjalo ser y encontrará la respuesta”.
Con el tiempo mi despertar se veía fortalecido por el clásico: “¡Ya levántate!”, que gritaba alguno de los locutores de Sedoma la Modorra, emisión matutina de Hits FM, una loca y bien lograda estación con música no tan vieja y con fuertes guitarrazos y tamborazos. Fue una lástima, murió para dar paso a Estéreo 97.7, por supuesto (aunque digan que no), después de la transmisión del concierto del TRI, en el cual, Alex Lora gritó: “Un saludo a papá gobierno”, y las mentadas de madre no se hicieron esperar. Se escuchó un click y la estación salió del aire. Años más tarde sabría que en la torre de telecomunicaciones tienen un switch para cada frecuencia, sea concesionada o permisionada.
Tuve que buscar en el cuadrante otra estación y para mi fortuna encontré ROCK 101, en el 100.9 de FM, y mis oídos se llenaron con las voces de cada uno de los locutores que hacían posible emisiones como: Argonáutica, Naufragio, Idea Musical, Los cuernos de la Luna, Descelofaneando, Lado B, Gaveta 13, La Puertita Antiradio, Salsabadeando y demás programas plagados de la música de los 80.
U2, Peter Murphy, The Cure, OMD, Talk Talk, New Order, Leonard Cohen, Tons on Tails, Siouxie, The Police, Rush y tantas bandas que sería ridículo tratar de acordarme de todas. Fue una época dorada. En las noches de entre semana podía escuchar Noche Mágica de WFM, 96.9, y antes, Rock Olé y Fusión: no podría olvidar la explosión del rock en nuestro idioma.
Lo cierto es que la radio no ha vuelto a ser la misma.
— 5, 4, 3, 2 —el Gordo ordena por el talk back—.
Para relajarse le dice algo al chavito de servicio social, se lo trae jodido.
[Identificación: La caída de la luna]. [Cue].
— Les recuerdo los teléfonos del cuarto de sorpresas 52393540 y 41, marquen, lancen una moneda al aire y pidan un deseo. Veamos si este 27 de noviembre del 2005, la luna deja en su caja de regalos la realización de alguno de sus anhelos. [Flash]. Esta noche la estamos dedicando a los encuentros, a los reencuentros, a ese momento dónde la magia se aparece y se burla de las disposiciones y los planes que, con tanto esmero hacemos para nuestra vida. Dicen por ahí: a dónde quiera que viajes, tu hogar es junto a la persona que amas. ¿Puedes reconocerlo a simple vista? ¿Es ridículo creer en el sendero marcado hacia los brazos de alguien? ¿Ese es tu hogar, fuera de casa? Ellos son The Smiths y la rolita There Is A Light That Never Goes Out. [Identificación: La caída de la luna].
“Take me out tonight
Oh, take me anywhere, I don't care
I don't care, I don't care
Driving in your car
I never never want to go home
Because I haven't got one, da ... Oh, I haven't got one…”
Aquella noche pusiste tus manos sobre mi brazo y supe que eras especial, había una sensación de tranquilidad, me estremecía de arriba abajo al sentir tu cercanía, y la dureza en mi corazón se desmoronaba cual caramelo en la boca. Una sensación de paz me invadía hasta hacerme sentir en el lugar donde las ideas se calman y la marea de las inquietudes puede subir desparramando sus delicias sobre la tierra. Supe esa noche que podría estar a tu lado sin mayor complicación, con el sentido de la sencillez implicando el arte de amarte, aunque desearas estar desconectada y no te importara más allá de una amistad:
— Mira la luna —dijiste señalando el cielo despejado de esa noche del 12 de noviembre—.
— Está tan cerca, es tu regalo de cumpleaños —dije— parece que la luna se cayó.
Y efectivamente siempre he creído que la luna hizo un hueco sobre la tierra y nos dejó una caja de algún material viejo y argentario, al abrirla hemos descubierto mil y un cosas, detalles sin explicación ni sentido. Sólo quería estar contigo, no olvidarme de la luz de luna, ese resplandor vigente, eterno y sin salida de mi vida.
“To die by your side
Well, the pleasure, the privilege is mine.
Oh, There Is A Light And It Never Goes Out.”
[Identificación: La caída de la luna].
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