Imagen tomada de http://ninfomaniapura.blogspot.com/
Hoy no desisto de mi salvación ni de mi gajes de malabarista de letras, no desisto pero estoy dispuesto a exterminarme como los dinosaurios en la última glaciación. Mis viejos amigos ya no son los mismos de hace años y mis orgasmos no son tan profundos, tal vez se han perdido en su propio placer hasta extenuarse o hacerse extraños a sí mismos.
Cuántas rencillas y palabras sin sentido habitan mi cuarto, miles de sueños y sirenas varadas, cientos de relojes descompuestos con las agujas congeladas. Y aún pienso que esa es la felicidad tras las veinte mil leguas, después del centro de la tierra, de la expropiación del paraíso, de la muerte de DIOS y sus ministros... Esa es la felicidad, la única que brinca de letra en letra y descansa sobre las hojas -esa es la felicidad: la única que conozco-.
Hoy no desisto a pesar de haber muerto algunas veces o de sucumbir ante el deseo y mantener el placer en mi regazo, no lo hago y eso que he crucificado mis ideas y abanicado su asesinato con los libros de mis fracasos. Juro que no lo hago mientras miento sobre mi existencia, sobre lo tardía que puede ser una sonrisa cuando se tiene empeñada la vida. Cuánta farsa y cuánta risa, cuántos abrazos anhelados, cuántas ganas... y miles de partidas, de adioses y de ninguna bienvenida.
Juro que no me doy por vencido al despertar después de una noche de bebida, de esperar un sueño a 40 grados del trópico de mi cáncer o de mi escorpio -y ninguno se aparece en la realidad como por arte de magia-, no se sabe jamás del veneno encerrado entre la boca de una mujer y una botella, del sentido perfecto de la borrachera, del éter en el que siempre nos bañamos para olvidarnos, para reirnos o para disfrutarnos... cuánta lucidez hay en la embriaguez y cuánta desgracia en la sobriedad... y a pesar del estupor etílico no me doy por vencido... ¡no! Sigo el sueño como la Geisha a su amo, uno a uno, todos en fila como patos... Eso sigo los sueños por entre los laberintos, llenos de peligros y de juegos, dando miedo y muerto de pánico, aterrorizado por cada momento de este interminable camino...
Cuántas añoranzas y aún la vida sigue como caballo desbocado, como ángel intentando cruzar el abismo, como sediento intentando beber el cáliz sagrado, como caliente con el pito en Príamo... y no pierdo la fe, sólo la despacho a nuevas vidas o a territorios lejanos, y me baño en las termas del Leteo, para olvidar todos los viajes que he inventando y despertar loco o sano, pero con ganas renovadas de seguir soñando... Por eso no me doy por vencido... porque siempre tras el umbral, a lo lejos en el horizonte hay un sueño que muere por ser vivido...
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